ES2298815T3 - Uso de xenon con hipotermia para tratar asfixia neonatal. - Google Patents
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Abstract
Uso de xenón en la preparación de un medicamento destinado al tratamiento de asfixia neonatal en un sujeto neonato, en el que dicho medicamento es para uso en combinación con hipotermia.
Description
Uso de xenón con hipotermia para tratar asfixia
neonatal.
La presente invención se refiere al tratamiento
de la asfixia neonatal.
La asfixia neonatal (o perinatal), también
conocida como hipoxia-isquemia (HI), es una dolencia
que surge de la entrada inadecuada de oxígeno en un bebé durante el
parto, el alumbramiento, o el período inmediatamente posterior al
nacimiento. La asfixia neonatal sigue siendo una causa importante de
morbilidad neurológica crónica y mortalidad aguda en el neonato
(Balduini et al, 2000; Vannucci et al, 1997), y
conduce habitualmente a encefalopatía
hipóxica-isquémica.
Los estudios han mostrado que la asfixia
neonatal (hipoxia) durante un período de tiempo tan corto como seis
minutos puede conducir a daño neurológico permanente. Se ha
demostrado la pérdida de tejido cerebral en primates neonatos
asfixiados, y se ha correlacionado con la disfunción de memoria y
parálisis espástica (Windle, WF, 1969).
Aproximadamente 14,6% de todas las muertes en el
nacimiento están provocadas por asfixia neonatal. En el Mundo
Occidental, aproximadamente 0,9% (es decir,
100-130.000) de los neonatos sufren asfixia
neonatal. Aproximadamente 15-20% mueren, y, de los
que sobreviven, el 25% quedan gravemente minusválidos debido a
complicaciones a largo plazo, tales como retraso mental, parálisis
cerebral, espasticidad, dificultades en el aprendizaje y/o epilepsia
(Law et al, 1993; Perlman et al, 1999). Además, cada
vez se reconoce más que los niños con asfixia más bien leve, que
parecen recuperarse inicialmente sin complicaciones, tienen
problemas de comportamiento en la niñez, lo cual puede tener su
origen en este ataque neonatal. La asfixia neonatal satisface los
criterios de una indicación de medicamentos sin interés comercial,
puesto que afecta a menos de 5 pacientes por 10.000 habitantes, y
es una enfermedad debilitante grave, potencialmente mortal, sin una
terapia consolidada.
Se ha demostrado en modelos de HI de animales
neonatos que los mecanismos de muerte celular implicados en este
tipo de lesión cerebral implican una combinación de daño
excitotóxico (o necrosis), provocado por la excesiva activación de
receptores de glutamato, particularmente receptores de
N-metil-D-aspartato
(NMDA), puesto que son los más sensibles a la neurotoxicidad durante
períodos de sinaptogénesis (Jevtovic-Todorovic y
Olney, 2003), y por la neurodegeneración apoptótica (Ikonomidou
et al, 1989; Pohl et al, 1999). El tipo de daño está
relacionado con la gravedad del ataque hipóxico
(Jevtovic-Todorovic y Olney, 2003), y también con
la variación en la vulnerabilidad de las diferentes regiones del
cerebro (Northington et al, 2001). Actualmente, no existe
una terapia eficaz para combatir la muerte celular neuronal aguda
provocada por HI, aunque hay una variedad de intervenciones tanto
farmacológicas como no farmacológicas bajo investigación
experimental (Vannucci y Perlman, 1997).
La presente invención busca proporcionar un
tratamiento para la asfixia neonatal.
Un primer aspecto de la invención se refiere al
uso de xenón en la preparación de un medicamento destinado al
tratamiento de asfixia neonatal, en el que dicho medicamento es para
uso en combinación con hipotermia.
Un segundo aspecto de la invención se refiere al
tratamiento de la asfixia neonatal en un mamífero que lo
necesite,
(a) administrando al mamífero una cantidad
terapéuticamente eficaz de xenón;
(b) sometiendo al mamífero a hipotermia.
Un tercer aspecto de la invención se refiere al
tratamiento de la asfixia neonatal en un mamífero que lo necesite,
administrando al mamífero una cantidad terapéuticamente eficaz de
xenón en combinación con hipotermia.
Un cuarto aspecto de la invención se refiere al
uso de xenón en la preparación de un medicamento destinado al
tratamiento de asfixia neonatal, en el que dicho tratamiento
comprende administrar, simultanea, secuencial o separadamente a un
sujeto, xenón en combinación con hipotermia.
Un quinto aspecto de la invención se refiere al
uso de xenón, en combinación con hipotermia, para el tratamiento de
asfixia neonatal.
Los aminoácidos excitadores (EAA) glutamato y
aspartato son los mediadores principales de la transmisión sináptica
excitadora en el sistema nervioso central (SNC) maduro (Dingledine y
McBain, 1999). También desempeñan un papel central en la ontogenia
del SNC inmaduro, en la que están implicados en un número de
procesos fisiológico tales como la sinaptogénesis, la supervivencia
neuronal, la plasticidad sináptica, y la estructura dendrítica y
axonal. Sin embargo, la activación excesiva de estos receptores de
aminoácidos durante el desarrollo puede producir lesión neuronal y
muerte. Esto se denomina "excitotoxicidad".
El glutamato es el más abundante de los EAA
(Dingledine y McBain, 1999). Se almacena en vesícula sinápticas, y
provoca la despolarización de la membrana, dependiente de calcio, de
membranas postsinápticas cuando se libera de los terminales
presinápticos. El glutamato ejerce su efecto excitador en una
variedad de subtipos de receptores, que se pueden dividir en tipos
de
N-metil-D-aspartato
(NMDA) y no NMDA, pero, en el SNC en desarrollo, es el subtipo del
receptor de NMDA el que se ha encontrado que desempeña el papel
principal en la lesión cerebral asociada con HI (Ikonomidou et
al, 1989; Komuro, 1993; MacDonald et al, 1986).
El receptor de NMDA es una subclase importante
de receptor de glutamato, y se cree que el glutamato es el
neurotransmisor excitador más importante en el sistema nervioso
central de los mamíferos. De forma importante, se ha mostrado que
la activación del receptor de NMDA es el suceso central que conduce
a la excitotoxicidad y a la muerte neuronal en muchas enfermedades,
así como a un resultado de hipoxia e isquemia tras el trauma de
cabeza, la apoplejía, y tras el ataque cardíaco.
El receptor de NMDA es un receptor ionotrópico
encontrado de forma ubicua en todo el SNC, localizado en la
superficie de las membranas tanto postsinápticas como
extrasinápticas (Riccio y Ginty, 2002; Settler et al, 2000).
Está acoplado a un canal catiónico que es permeable tanto a iones
Na^{+} como Ca^{2+}, y, en condiciones fisiológicas normales,
está bloqueado por Mg^{2+} a un potencial de membrana en reposo
negativo. Se desbloquea en la despolarización de la membrana
celular, permitiendo así un influjo de Ca^{2+} a través del
canal, y permitiendo que el receptor ejerza sus efectos
intracelulares (Hardingham y Bading, 2003).
Los receptores de NMDA son vitales para la
función cerebral normal, y su importancia en la fisiología normal
está demostrada por su papel central en la memoria y en el
aprendizaje (Bliss y Collingridge, 1993). Por el contrario, la
activación patológica de los receptores de NMDA por un exceso de
glutamato es la causa principal de muerte celular neuronal tras un
ataque isquémico al cerebro, debido a la interrupción de la
regulación de Ca^{2+} intracelular. Esto enfatiza el papel
central desempeñado por los receptores de NMDA en HI.
A fin de que el cerebro funcione, necesita un
suministro continuo de oxígeno y glucosa, y depende así de un
suministro adecuado de sangre (Choi y Rothman, 1990). Si se
interrumpe el suministro de sangre, como es el caso en la asfixia
neonatal, le seguirá en minutos el daño
hipóxico-isquémico al área, aguas abajo. En estas
condiciones de agotamiento del oxígeno, el metabolismo celular pasa
de ser aerobio a anaerobio (Vannucci y Perlman, 1997), lo cual es
menos eficaz a la hora de satisfacer los requisitos energéticos de
la célula. Esto conduce a un agotamiento de las reservas
energéticas, que afecta particularmente a las reservas de fosfato de
alta energía, tales como ATP, en los compartimientos de células
neuronales y de gliocitos (Dingledine y McBain, 1999). Hay una
acumulación concomitante de iones
H^{+}, conduciendo a acidosis, y una liberación de radicales libres que contribuyen al daño posterior de las células.
H^{+}, conduciendo a acidosis, y una liberación de radicales libres que contribuyen al daño posterior de las células.
En condiciones fisiológicas, la concentración
extracelular de glutamato se mantiene en niveles bajos por la acción
de transportadores de glutamato localizados en células neuronales,
pero expresados preferentemente en gliocitos (Dingledine y McBain,
1999). Hay varios tipos diferentes de portador captador de
glutamato, pero esencialmente todos funcionan de la misma manera,
transportando dos cationes de Na^{+} y un anión de glutamato
hacia el interior de la célula, a la vez que transportan un catión
de K^{+} y un anión de OH^{-} fuera de la célula y hacia el
espacio extracelular (Dingledine y McBain, 1999). Estas bombas
iónicas actúan frente a un gradiente electroquímico, y de este modo
confían en la energía en forma de ATP a fin de funcionar
correctamente. Por lo tanto, la capacidad de estas bombas para
mantener el potencial de membrana en reposo disminuye por la
reducción de la concentración de ATP que resulta de HI. En
consecuencia, el fallo de la bomba dependiente de ATP conduce a la
despolarización de la membrana, y a una inversión en la dirección de
bombeo (Eilers y Bickler, 1996; Kauppinen et al, 1988). De
este modo, el glutamato se transporta fuera de la célula, y se
acumula en el espacio extracelular una concentración en exceso de
glutamato. No sólo aumenta la concentración de glutamato debido a
una disminución de la captación, sino también se produce un aumento
de la liberación de glutamato desde los terminales presinápticos, ya
que la despolarización de la membrana crea un potencial de acción
(Dingledine y McBain, 1999). Los ejemplos de estos procesos que
conducen a un exceso de glutamato extracelular se han observado
tanto in vitro (Bosley et al, 1983; Hauptman et
al, 1984; Pellegrino-Giampietro et al.,
1990) como in vivo (Erecinska et al, 1984; Graham
et al, 1990; Ikeda et al. 1989).
La excitotoxicidad se produce cuando el exceso
de glutamato extracelular activa continuamente receptores
postsinápticos (particularmente receptores de NMDA), y el influjo
de calcio resultante crea un gradiente osmótico bajo el cual se
mueve el agua, provocando que las células se hinchen. Los sistemas
enzimáticos dependientes de calcio también se activan dentro de las
células, y estos dos procesos dan como resultado la muerte celular
neuronal aguda (Choi y Rothman, 1990).
Siempre se ha pensado que la muerte celular
neuronal surge de uno de dos mecanismos: necrosis y apoptosis, según
la hipótesis de Wyllie et al (Wyllie et al, 1980). Sin
embargo, recientemente, estas categorías se han cuestionado, ya que
han aparecido más signos que sugieren que la muerte celular se
debería de dividir en dos categorías: la muerte celular excitotóxica
y la apoptosis (Olney, 2003). La muerte celular excitotóxica se ha
descrito como un proceso necrótico (Gwag et al, 1997; Katja y
Green, 2001), un proceso apoptótico, y un continuo de los dos (Leist
y Nicotera, 1998; Nakajima et al, 2000). La apoptosis y la
necrosis se distinguen habitualmente por sus aspectos morfológicos
distintamente diferentes. La apoptosis requiere ATP y la síntesis de
nuevas proteínas, y se identifica por el arrugamiento celular, el
agrupamiento de la cromatina con marginación y formación de cuerpos
apoptóticos encerrados en la membrana, mientras que la necrosis se
reconoce por el arrugamiento nuclear con cambios nucleares
cariorrécticos y picnóticos (Hill et al, 1995).
Se ha encontrado que la muerte celular por HI
implica un período inicial de necrosis, seguido de una onda
retrasada de muerte celular apoptótica (Northington et al,
2001). El tipo de lesión que sigue parece depender tanto del tiempo
como de la localización, estando la lesión necrótica inicial
confinada en el prosencéfalo ipsilateral en un modelo de HI de rata
neonata, y produciéndose la lesión apoptótica retrasada en el tálamo
(Northington et al, 2001). Esto sugiere que las diferentes
regiones del cerebro pueden expresar una vulnerabilidad diferencial
a cada tipo de muerte celular, a tiempos diferentes, tras HI.
En el desarrollo normal, la apoptosis es un
suceso regular mediante el cual las neuronas indeseadas o dañadas
"cometen suicidio" (Ikonomidou et al, 2001). En HI, la
muerte celular excitotóxica inicial está mediada por la excesiva
activación de receptores de NMDA, dando como resultado la liberación
incontrolada de glutamato, que daña las neuronas circundantes. La
respuesta natural al daño durante la sinaptogénesis es, para las
neuronas, iniciar la muerte celular programada (Olney, 2003), y se
piensa que esto es un mecanismo que se activa para proteger el
tejido vecino (Leist y Nicotera, 1998).
Se sabe en la técnica que el receptor de NMDA
desempeña un papel importante en la plasticidad sináptica que
subyace en muchas funciones cognitivas superiores, tales como la
memoria y el aprendizaje, así como en ciertas rutas nocirreceptivas
y en la percepción del dolor (Collingridge et al., The NMDA
Receptor, Oxford University Press, 1994). Además, ciertas
propiedades de los receptores de NMDA sugieren que pueden estar
implicados en el procesamiento de la información en el cerebro, que
subyace en la propia conciencia.
Los antagonistas de receptores de NMDA son
valiosos terapéuticamente por un gran número de razones. En primer
lugar, los antagonistas de receptores de NMDA confieren una profunda
analgesia, un componente muy deseable de la anestesia general y
sedación. En segundo lugar, los antagonistas de receptores de NMDA
son neuroprotectores en muchas circunstancias clínicamente
relevantes (incluyendo isquemia, trauma cerebral, estados de dolor
neuropático, y ciertos tipos de convulsiones). En tercer lugar, los
antagonistas de receptores de NMDA confieren un grado valioso de
amnesia.
Dada la importancia de los receptores de NMDA en
la patogénesis de HI, es apropiado que los antagonistas de NMDA se
hayan investigado como posibles agentes neuroprotectores. Se ha
mostrado que muchos antagonistas de NMDA tales como
MK-801 y quetamina son neuroprotectores en modelos
tanto in vitro como in vivo (Albers et al,
1989; Arias et al, 1999; Choi et al, 1988; Kudo et
al, 2001). Sin embargo, a pesar de estos resultados alentadores,
también se ha mostrado que los antagonistas de receptores de NMDA
tienen efectos secundarios psicotomimético en seres humanos
(Krystal et al., 1994), y provocan daño al cíngulo posterior
(PC) y a las cortezas retroesplénicas (RS) (Olney et al,
1991). Además, muchos antagonistas convencionales de receptores de
NMDA conducen a la producción de movimientos involuntarios, a la
estimulación del sistema nervioso simpático, a la inducción de
neurotoxicidad a dosis elevadas (lo que es pertinente puesto que
los antagonistas de receptores de NMDA tienen bajas potencias como
anestésicos generales), a la depresión del miocardio, y a
proconvulsiones en algunos modelos epileptogénicos, por ejemplo
"activación propagada" (Wlaz P et al., Eur. J.
Neurosci. 1994; 6:1710-1719). También ha habido
dificultades considerables a la hora de desarrollar nuevos
antagonistas de receptores de NMDA que sean capaces de atravesar la
barrera hematoencefálica.
El xenón es un gas apolar inerte, que es un
potente antagonista de NMDA (Franks et al, 1998). Al igual
que otros antagonistas de NMDA, también se ha mostrado que es
neuroprotector frente a muchas formas de lesión neuronal, tanto
in vitro (Petzelt et al, 2003) como in vivo
(Homi et al, 2003; Wilhelm et al, 2002). Sin embargo,
a diferencia de muchos de los otros antagonistas de receptores de
NMDA, el xenón no es neurotóxico (Ma et al, 2002). Una
ventaja adicional del uso de xenón como un antagonista de NMDA es
que la molécula es un gas inerte volátil, que se puede eliminar
fácilmente vía la respiración.
El xenón tiene muchas otras propiedades
favorables. Desde su primer uso en cirugía (Cullen SC et al.,
Science 1951; 113:580-582), un número de grupos de
investigación ha mostrado que tiene un excelente perfil
farmacológico, incluyendo la ausencia de subproductos metabólicos,
una profunda analgesia, un comienzo y recuperación rápidos, y
mínimos efectos sobre el sistema cardiovascular ((Lachmann B et
al., Lancet 1990; 335:1413-1415; Kennedy RR
et al., Anaesth. Intens. Care 1992; 20:66-70;
Luttropp HH et al., Acta Anaesthesiol. Scand. 1994;
38:121-125; Goto T et al., Anesthesiology
1997; 86:1273-1278; Marx T et al., Br. J.
Anaesth. 1997; 78:326-327). Además, puesto que el
xenón es un átomo pequeño, sin carga, pasa fácilmente a través de
la barrera hematoencefálica, produciendo así un comienzo de acción
rápido (Nakata et al., 2001). También tiene un coeficiente de
reparto sangre:gas muy bajo, prestándose a una rápida salida de la
anestesia por xenón (Goto et al., 1997). Además de estas
ventajas, el xenón es no explosivo, no tóxico y no es reactivo
(Shichino et al., 2002), y esto hace al xenón un candidato
ideal para uso como un neuroprotector en el neonato.
Como se usa en la presente memoria, el término
"neuroprotector" significa un agente que es capaz de
proporcionar neuroprotección, es decir, que protege una entidad
neuronal, tal como una neurona, de una lesión continuada debida,
por ejemplo, a una lesión isquémica o a una lesión traumática.
Talbot demostró en primer lugar, en 1941, las
propiedades neuroprotectoras de la hipotermia para uso quirúrgico
(Talbot, 1941). Actualmente, el único uso normal de la hipotermia es
durante la derivación cardiopulmonar, para proteger el cerebro de la
isquemia intraoperativa. Sin embargo, hay varias publicaciones que
demuestran el efecto terapéutico de la hipotermia en otros modelos
de lesión cerebral. Por ejemplo, existen numerosas publicaciones
que muestran el efecto beneficioso de la hipotermia en modelos tanto
in vitro (Onitsuka et al., 1998) como in vivo
de asfixia neonatal (Debillon et al., 2003; Treschera et
al., 1997). Se ha demostrado que existe una correlación directa
entre la lesión tisular y el grado de enfriamiento del cerebro
(Towfighi et al., 1994), y, en condiciones normóxicas, cada
disminución de 1ºC en la temperatura corporal conduce a una
disminución del 5% en la velocidad metabólica cerebral (Yager y
Asselin, 1996).
Aún se ha de elucidar el mecanismo mediante el
cual la hipotermia ejerce su efecto neuroprotector, pero se han
postulado muchas teorías. Los estudios han sugerido que los
mecanismos mediante los cuales la hipotermia es protectora dependen
de la temperatura y del tiempo, y pueden actuar en más de un punto a
lo largo de la cascada de sucesos que conducen a la lesión por HI
(Yager y Asselin, 1996). Esto está apoyado por el hecho de que se
ha demostrado que una temperatura moderada de 31ºC es
neuroprotectora disminuyendo el metabolismo energético cerebral,
mientras que una hipotermia suave de 34ºC, aunque también es
neuroprotectora, no tiene ningún efecto sobre el metabolismo
energético y, por lo tanto, debe de actuar vía un mecanismo
diferente (Yager y Asselin, 1996). Otro estudio de Taylor et
al. (Taylor et al., 2002) demostró que la hipotermia
iniciada después del ataque de HI fue más eficaz que la hipotermia
intraisquémica, y sugirió que esto puede ser debido a una
disminución de los efectos nocivos que se producen durante el
período de recuperación. Un ejemplo de dicho mecanismo podría ser
que la hipotermia disminuye el daño excitotóxico que sigue durante
la reperfusión (Taylor et al., 2002). Se han sugerido muchos
otros mecanismos de protección mediante hipotermia, incluyendo la
reducción de especies oxigenadas reactivas (Taylor et al.,
2002), una reducción en la acidosis tisular (Chopp et al.,
1989), y la atenuación de la apoptosis neuronal después de HI (Xu
et al, 2002).
Como se ha mencionado anteriormente, un primer
aspecto de la presente invención se refiere al uso de xenón en la
preparación de un medicamento destinado al tratamiento de asfixia
neonatal en un sujeto neonato, en el que dicho medicamento es para
uso en combinación con hipotermia.
Como se usa en la presente memoria, el término
"hipotermia" se refiere a someter a un sujeto particular (en
este caso, un sujeto neonato) a condiciones hipotérmicas, por
ejemplo reduciendo la temperatura corporal, preferentemente en
3-5ºC, mediante técnicas pasivas o activas.
Típicamente, el someter a condiciones hipotérmicas conduce a una
disminución del metabolismo de los tejidos corporales del sujeto,
disminuyendo de ese modo la necesidad de oxígeno.
Como se ha mencionado anteriormente, el uso de
hipotermia en el tratamiento de asfixia neonatal se ha documentado
bien en la técnica (véase, por ejemplo, Volpe, 2001; Gunn et
al., 2000). Sin embargo, hasta la fecha no ha habido ninguna
enseñanza o sugerencia en la técnica de que la hipotermia se pudiese
usar en combinación con la administración de xenón. Tampoco ha
habido ninguna sugerencia de que dicha terapia de combinación
conduciría a dicha potenciación sorprendente e inesperada del
efecto neuroprotector resultante.
Los estudios previos han revelado que el xenón
tiene propiedades neuroprotectores. En particular, el documento WO
01/08692, cuyos contenidos se incorporan a la presente memoria como
referencia, se refiere al uso de xenón como un neuroprotector y/o
como un inhibidor de la plasticidad sináptica. Sin embargo, no hay
ninguna enseñanza o sugerencia en la técnica anterior de que el
xenón sería eficaz como un neuroprotector en el contexto de la
invención actualmente reivindicada.
En una forma de realización preferida de la
invención, el xenón se administra con un diluyente, excipiente o
vehículo farmacéuticamente aceptable.
Los ejemplos de dichos excipientes adecuados
para las diversas formas diferentes de composiciones farmacéuticas
descritas en la presente memoria se pueden encontrar en ``Handbook
of Pharmaceutical Excipients, 2ª Edición, (1994), Editado por A Wade
y PJ Weller.
Los vehículos o diluyentes aceptables para uso
terapéutico son bien conocidos en la técnica farmacéutica, y se
describen, por ejemplo, en Remington's Pharmaceutical Sciences, Mack
Publishing Co. (A. R. Gennaro edit. 1985). Los ejemplos de vehículos
adecuados incluyen lactosa, almidón, glucosa, metilcelulosa,
estearato de magnesio, manitol, sorbitol, y similares. Los ejemplos
de diluyentes adecuados incluyen etanol, glicerina y agua.
La elección del vehículo, excipiente o diluyente
farmacéutico se puede realizar con respecto a la vía de
administración pretendida y a la práctica farmacéutica estándar. Las
composiciones farmacéuticas pueden comprender, como vehículo,
excipiente o diluyente, o además de ellos, cualquier aglutinante o
aglutinantes, lubricante o lubricantes, agente o agentes de
suspensión, agente o agentes de revestimiento, agente o agentes
solubilizantes adecuados.
Los ejemplos de aglutinantes adecuados incluyen
almidón, gelatina, azúcares naturales tales como glucosa, lactosa
anhidra, lactosa que fluye libremente, beta-lactosa,
edulcorantes de maíz, gomas naturales y sintéticas, tales como goma
arábiga, de tragacanto, o alginato de sodio, carboximetilcelulosa y
polietilenglicol.
Los ejemplos de lubricantes adecuados incluyen
oleato de sodio, estearato de sodio, estearato de magnesio,
benzoato de sodio, acetato de sodio, cloruro de sodio, y
similares.
En la composición farmacéutica se pueden
proporcionar conservantes, estabilizantes y colorantes. Los ejemplos
de conservantes incluyen benzoato de sodio, ácido sórbico, y ésteres
de ácido p-hidroxibenzoico. También se pueden usar
antioxidantes y agentes de suspensión.
La presente invención también es aplicable al
tratamiento de animales. A este respecto, la invención se refiere
además al uso de xenón en combinación con un diluyente, excipiente o
vehículo veterinariamente aceptable.
Para uso veterinario, el xenón se administra
típicamente según la práctica veterinaria normal, y el cirujano
veterinario determinará el régimen de dosificación y la vía de
administración que serán los más apropiados para un animal
particular.
El xenón también se puede administrar en
combinación con otro agente farmacéuticamente activo. El agente
puede ser cualquier agente farmacéuticamente activo adecuado,
incluyendo agentes anestésicos o sedantes que promuevan la
actividad GABAérgica. Los ejemplos de dichos agentes GABAérgicos
incluyen isoflurano, propofol y benzodiazapinas.
En una forma de realización preferida, el xenón
se administra en combinación con un agente anestésico volátil,
preferentemente isoflurano, seboflurano o desflurano.
El xenón también se puede administrar en
combinación con otros ingredientes activos, tales como bloqueantes
de canales de calcio de tipo L, bloqueantes de canales de calcio de
tipo N, antagonistas de la sustancia P, bloqueantes de canales de
sodio, bloqueantes de receptores purinérgicos, o sus
combinaciones.
El xenón se puede administrar mediante cualquier
mecanismo de suministro adecuado, o mediante dos o más mecanismos
de suministro adecuados.
En una forma de realización particularmente
preferida, el xenón se administra mediante perfusión. En el contexto
de la presente invención, el término "perfusión" se refiere a
la introducción de una mezcla de oxígeno/xenón en, y la eliminación
de dióxido de carbono de, un paciente que usa un sistema de
circulación extracorporal especializado. En términos generales, el
sistema de circulación extracorporal sustituye la función del
corazón y de los pulmones, y proporciona al cirujano un campo
quirúrgico sin sangre y sin movimiento. El perfusionista ventila la
sangre del paciente para controlar el nivel de oxígeno y de dióxido
de carbono. En el contexto de la presente invención, el
perfusionista también introduce xenón en la sangre del paciente. El
perfusionista propulsa entonces la sangre nuevamente hacia el
interior del sistema arterial, para proporcionar un caudal sanguíneo
nutriente a todos los órganos y tejidos vitales del paciente durante
la cirugía.
En una forma de realización particularmente
preferida, el medicamento está en forma gaseosa.
En otra forma de realización muy preferida, el
xenón se administra mediante inhalación. Más preferentemente, el
xenón se administra mediante inhalación de una mezcla
70-30% v/v de xenón/oxígeno.
Más preferentemente, el xenón se administra en
forma de una mezcla de 20-70% v/v de xenón/aire.
En aún otra forma de realización preferida de la
invención, el medicamento está en forma de un líquido o
disolución.
Preferentemente, el líquido se administra en
forma de una disolución o una emulsión preparada a partir de
disoluciones estériles o esterilizables, que se pueden inyectar
intravenosa, intraarterial, intratecal, subcutánea, intradérmica,
intraperitoneal o intramuscularmente.
En una forma de realización particularmente
preferida, el xenón se administra en forma de una emulsión lipídica.
La formulación intravenosa contiene típicamente una emulsión
lipídica (tal como las emulsiones Intralipid®10, Intralipid®20,
Intrafat®, Lipofundin®S o Liposyn® comercialmente disponibles, o
aquella especialmente formulada para maximizar la solubilidad), que
aumenta suficientemente la solubilidad del xenón para lograr el
efecto clínico deseado. En G. Kleinberger y H. Pamperl,
Infusionstherapie, 108-117 (1983) 3, se puede
encontrar información adicional sobre emulsiones lipídicas de esta
clase.
La fase lipídica de la presente invención, que
disuelve o dispersa el gas, está formada típicamente de ésteres de
ácidos grasos de cadenas largas y medias, saturados e insaturados,
que contienen 8 a 30 átomos de carbono. Estos lípidos forman
liposomas en disolución acuosa. Los ejemplos incluyen aceite de
pescado, y aceites vegetales tales como aceite de haba de soja,
aceite de cardo o aceite de semilla de algodón. Las emulsiones
lipídicas de la invención son típicamente emulsiones de aceite en
agua, en las que la proporción de grasa en la emulsión es
convencionalmente 5 a 30% en peso, y preferentemente 10 a 20% en
peso. Las emulsiones de aceite en agua de este tipo se preparan a
menudo en presencia de un agente emulsionante, tal como un fosfátido
de soja.
Los lípidos que forman los liposomas de la
presente invención pueden ser naturales o sintéticos, e incluyen
colesterol, glucolípidos, esfingomielina, glucolípidos,
glucoesfingolípidos, fosfatidilcolina, fosfatidiletanolamina,
fosfatidilserina, fosfatidilglicerina, fosfatidilinositol.
Las emulsiones lipídicas de la presente
invención también pueden comprender componentes adicionales. Estos
pueden incluir antioxidantes, aditivos que hacen a la osmolaridad de
la fase acuosa que rodea a la fase lipídica isotónica con la
sangre, o polímeros que modifican la superficie de los
liposomas.
Se ha establecido que se pueden añadir
cantidades apreciables de xenón a una emulsión lipídica. Incluso por
el medio más simple, a 20ºC y presión normal, el xenón se puede
disolver o dispersar en concentraciones de 0,2 hasta 10 ml o más
por ml de emulsión. La concentración de gas disuelto depende de un
número de factores, incluyendo la temperatura, la presión y la
concentración del lípido.
Las emulsiones lipídicas de la presente
invención se pueden cargar con xenón gaseoso. En general, se rellena
un dispositivo con la emulsión y anestésicos a medida que los gases
o vapores pasan a través de burbujeadores de vidrio sinterizado
sumergidos en la emulsión. La emulsión se deja equilibrar con el gas
o vapor anestésico, a una presión parcial elegida. Cuando se
almacenan en recipientes herméticos a gases, estas emulsiones
lipídicas muestran una estabilidad suficiente para que el
anestésico no se libere como un gas durante períodos de
almacenamiento convencionales.
Las emulsiones lipídicas de la presente
invención se pueden cargar de forma que el xenón esté en el nivel de
saturación. Como alternativa, el xenón puede estar presente en
concentraciones más bajas, con la condición de que, por ejemplo, la
administración de la emulsión produzca la actividad farmacéutica
deseada.
La concentración de xenón empleado en la
invención puede ser la concentración mínima requerida para lograr el
efecto clínico deseado. Es habitual que el médico determine la dosis
real que será la más adecuada para una paciente individual, y esta
dosis variará con la edad, el peso y la respuesta del paciente
particular. Por supuesto, puede haber casos individuales en los que
sean ventajosos intervalos de dosificaciones mayores o menores, y
estos están dentro del alcance de esta invención.
Preferentemente, el medicamento está en una
forma adecuada para el suministro intravenoso, neuraxial o
transdérmico.
Preferentemente, el xenón se administra
simultáneamente, en combinación, secuencial o separadamente con
hipotermia.
Como se usa en la presente memoria,
"simultáneamente" se usa para significar que el xenón se
administra concurrentemente con hipotermia, mientras que la
expresión "en combinación" se usa para significar que el xenón
se administra, si no simultáneamente, entonces
"secuencialmente" dentro de un marco de tiempo en el que tanto
el xenón como la hipotermia muestran un efecto terapéutico, es
decir, ambos están disponibles para actuar terapéuticamente dentro
del mismo marco de tiempo. De este modo, la administración
"secuencialmente" puede permitir que se administre el xenón 5
minutos, 10 minutos o unas horas antes de la hipotermia, con la
condición de que la semivida circulatoria del xenón sea tal que
esté presente en una cantidad terapéuticamente eficaz cuando el
sujeto neonato se exponga a condiciones hipotérmicas.
En otra forma de realización preferida de la
invención, el neonato se somete a hipotermia antes del tratamiento
con xenón.
Contrariamente a "en combinación" o
"secuencialmente", "separadamente" se usa en la presente
memoria para querer decir que el lapso entre la administración del
xenón y la exposición del sujeto neonato a hipotermia es
significativo, es decir, el xenón puede que ya no esté presente en
el torrente sanguíneo en una cantidad terapéuticamente eficaz cuando
el sujeto neonato se exponga a condiciones hipotérmicas.
En una forma de realización preferida, el xenón
se administra secuencialmente con hipotermia.
Más preferentemente, el xenón se administra
secuencialmente antes de la hipotermia.
En otra forma de realización preferida, el xenón
se administra separadamente antes de la hipotermia.
En una forma de realización preferida, el xenón
se administra secuencialmente después de la hipotermia.
En otra forma de realización preferida, el xenón
se administra separadamente después de la hipotermia.
Más preferentemente, el xenón se administra
secuencial o simultáneamente con hipotermia, más preferentemente de
forma simultánea.
En una forma de realización preferida de la
invención, el xenón se administra en una cantidad terapéuticamente
eficaz.
En otra forma de realización preferida, el xenón
se administra en una cantidad subterapéuticamente eficaz. En otras
palabras, el xenón se administra en una cantidad que sería
insuficiente para producir el efecto terapéutico deseado si se
administrase en ausencia de condiciones hipotérmicas.
Incluso más preferentemente, la combinación de
xenón e hipotermia tiene un efecto sinérgico, es decir, la
combinación es sinérgica.
En una forma de realización particularmente
preferida, el xenón se administra antes del ataque hipóxico. De este
modo, en una forma de realización preferida, el xenón se administra
al neonato, vía la madre, antes del nacimiento, por ejemplo,
administrándolo a la madre antes o durante el parto.
Preferentemente, el xenón se administra a la madre durante un tiempo
de hasta aproximadamente 48 ó 24 horas antes del nacimiento, más
preferentemente hasta aproximadamente 12 horas, más preferentemente
hasta aproximadamente 6 horas o 3 horas o 1 hora antes del
nacimiento. Después del nacimiento, el neonato se somete entonces a
condiciones hipotérmicas.
Otro aspecto de la invención se refiere al
tratamiento de asfixia neonatal en un mamífero que lo necesite,
- (a)
- administrando una cantidad terapéuticamente eficaz de xenón a la madre del mamífero antes y/o durante el parto; y
- (b)
- sometiendo al mamífero a hipotermia después del nacimiento.
Preferentemente, la hipotermia se mantiene
durante un período de al menos aproximadamente 6 horas, más
preferentemente al menos aproximadamente 12 horas, después del
ataque hipóxico-isquémico (HI).
En una forma de realización preferida, la
hipotermia se mantiene durante un período desde aproximadamente 6
hasta aproximadamente 24 horas después del ataque
hipóxico-isquémico (HI).
Preferentemente, la hipotermia se mantiene
durante un período de al menos aproximadamente 6 horas, más
preferentemente al menos aproximadamente 12 horas, después del
nacimiento.
En una forma de realización preferida, la
hipotermia se mantiene durante un período desde aproximadamente 6
hasta aproximadamente 24 horas después del nacimiento.
Preferentemente, el tratamiento según la
invención se inicia aproximadamente 6 horas del ataque
hipóxico-isquémico (HI), y más preferentemente
aproximadamente 2 horas del ataque
hipóxico-isquémico.
La hipotermia se puede producir de forma pasiva,
permitiendo que la temperatura baje, y no sosteniendo adrede la
temperatura corporal. Al ser poiquilotérmicos, los neonatos adoptan
rápidamente la temperatura de su entorno. Como alternativa, al
paciente se le puede llevar de forma activa al estado hipotérmico,
reduciendo deliberadamente su temperatura ambiente.
Un segundo aspecto de la invención se refiere al
tratamiento de la asfixia neonatal en un mamífero que lo
necesite:
- (a)
- administrando una cantidad terapéuticamente eficaz de xenón al mamífero; y
- (b)
- sometiendo al mamífero a hipotermia, o a condiciones hipotérmicas.
En una forma de realización preferida, el
mamífero es un sujeto neonato en las primeras cuatro semanas después
del nacimiento. Más preferentemente, el mamífero se encuentra en las
primeras dos semanas, aún más preferentemente, la primera semana
después del nacimiento.
Preferentemente, el mamífero es un ser
humano.
Preferentemente, el mamífero se somete a
condiciones de hipotermia suave. Como se usa en la presente memoria,
la expresión "hipotermia suave" se refiere típicamente a una
disminución en la temperatura interna desde 37ºC hasta
aproximadamente 33ºC.
En una forma de realización preferida, la
temperatura del mamífero se mantiene a una temperatura desde
aproximadamente 31ºC hasta aproximadamente 36ºC.
Más preferentemente, la temperatura del mamífero
se mantiene a una temperatura desde aproximadamente 32ºC hasta
aproximadamente 36ºC, más preferentemente desde aproximadamente 32ºC
hasta aproximadamente 35ºC, aún más preferentemente desde
aproximadamente 33ºC hasta aproximadamente 35ºC.
Las formas de realización preferidas para el
segundo aspecto de la invención son las mismas que las descritas
anteriormente con respecto al primer aspecto.
Otro aspecto de la invención se refiere al
tratamiento de la asfixia neonatal en un mamífero que lo necesite
administrando una cantidad terapéuticamente eficaz de xenón al
mamífero, en combinación con hipotermia.
Aún otro aspecto de la invención se refiere al
uso de xenón en la preparación de un medicamento destinado al
tratamiento de asfixia neonatal, en el que dicho tratamiento
comprende administrar a un sujeto simultánea, secuencial o
separadamente xenón en combinación con hipotermia.
Un aspecto adicional de la invención se refiere
al uso de xenón, en combinación con hipotermia, para el tratamiento
de asfixia neonatal.
Usando un modelo de HI con animales, se
expusieron ratas neonatas a tratamiento con xenón e hipotermia,
independientemente entre sí. Se demostró que el xenón es
neuroprotector frente a HI en el neonato mediante la reducción de la
cantidad de muerte celular apoptótica, mientras que la hipotermia
parece ser menos eficaz. En combinación, el xenón y la hipotermia
fueron neuroprotectores vía un mecanismo antiapoptótico (Figura 17).
Se encontró que su efecto combinado es sinérgico.
El modelo de HI de rata neonata está muy
consolidado y se ha validado para uso en un número de estudios
previos (Levine, 1960; Rice et al., 1981). Se ha encontrado
que la edad de las ratas usadas en este modelo corresponden a la
madurez cerebral de la expresión neonato humano (Clancy et
al., 2001; Ikonimidou et al., 1989), y de este modo se
puede hacer una comparación razonablemente exacta entre los dos.
Durante los experimentos de hipotermia, la
temperatura de las crías de rata se monitorizó usando una sonda que
se insertó en la corteza de una de las crías. La sonda tomó
aproximadamente 15 minutos para equilibrarse, y esto se permitió
retrasando el tiempo de comienzo del experimento hasta que la sonda
comenzó a registrar la temperatura correcta. Hubo fluctuaciones de
la temperatura aproximadamente el valor medio, pero éstas se
controlaron mediante monitorización continua y ajuste manual del
baño de agua según era necesario. Sólo se monitorizó la temperatura
de una rata por grupo, a fin de minimizar el trauma provocado a las
ratas y también el daño infligido a la corteza mediante la sonda;
las ratas con la sonda insertada no se pudieron usar para el
análisis histológico.
Se ha mostrado que el gas anestésico xenón
muestra neuroprotección en varios modelos de lesión neuronal de
adultos. Actualmente, no existen datos publicados para confirmar el
mismo efecto neuroprotector del xenón en neonatos. Los resultados
de este estudio corroboran los hallazgos previos de que el xenón
tiene propiedades neuroprotectoras significativas, y además sugieren
que esta neuroprotección se extiende a modelos de lesión cerebral
inducida por hipoxia-isquemia en neonatos.
Desde hace mucho se sabe que la activación del
subtipo de NMDA de receptores de glutamato es necesaria para sufrir
lesión neuronal continua y muerte en HI, y está bien documentado que
el xenón ejerce su efecto analgésico y anestésico vía el bloqueo de
estos receptores, y de este modo se ha postulado que las propiedades
neuroprotectoras del xenón son un resultado de este antagonismo.
Previamente, otros diversos antagonistas de NMDA han demostrado
neuroprotección en estudios in vitro, pero han fracasado
subsiguientemente cuando se utilizan en escenarios clínicos (Muir y
Lees, 1995). Se desconoce la razón que está detrás de estos fracasos
clínicos; sin embargo, es posible que el bloqueo del subtipo de
receptores de glutamato sea insuficiente para proteger frente a la
lesión, lo que podría implicar que el xenón ejerce su efecto
neuroprotector a través de otros mecanismos.
En el presente estudio, se ha demostrado que el
xenón protege significativamente frente a HI neonatal vía un
mecanismo antiapoptótico. Tanto la apoptosis como la necrosis
son componentes importantes de la pérdida neuronal después de la
lesión por HI, pero la apoptosis parece ser el tipo más importante
de muerte celular a la hora de determinar el resultado neonatal
(Taylor et al., 1999). La muerte apoptótica a menudo está
precedida de la activación de muchos genes (incluyendo factores de
transcripción), que pueden ser proapoptóticos o antiapoptóticos.
Puesto que parece que el xenón interfiere con la muerte celular
apoptótica, es posible que pueda ejercer su efecto sobre uno de
estos genes, o en algún punto a lo largo de la ruta apoptótica.
Actualmente, hay signos de dos rutas de apoptosis diferentes: la
ruta extrínseca, y la ruta intrínseca. La ruta extrínseca (también
denominada como la "ruta de receptores de la muerte") implica
la unión de citoquinas a receptores de la muerte que activan
caspasa-8, y esta a su vez activa la "caspasa
ejecutora", caspasa-3, que continúa para inducir
la muerte celular apoptótica (Mehmet, 2000). La ruta intrínseca
depende muchísimo de las mitocondrias, e implica un incremento de
la permeabilidad de la membrana mitocondrial, provocada por la
proteína proapoptótica bax. Esto conduce a la liberación de
citocromo c, a la formación de un complejo de citocromo c,
Apaf-1 (factor 1 activador de la proteasa de la
apoptosis) y caspasa-9, y a la activación
subsiguiente de caspasa-3. Es totalmente posible
que el xenón actúe sobre una de estas rutas, pero hay signos para
sugerir que la neurodegeneración apoptótica inducida por HI está
mediada vía la ruta mitocondrial y el inicio de cambios
mitocondriales dependientes de bax (Taylor et al., 1999).
Además de esto, se ha mostrado que el antagonista de NMDA quetamina
protege frente a la isquemia cerebral incompleta y a la reperfusión,
mediante la modulación temprana del balance entre las proteínas
pro- y antiapoptóticas, a saber, inhibiendo el incremento de bax
inducido por HI (Engelhard et al., 2003). De este modo, es
posible que el xenón pudiese inhibir la apoptosis haciendo disminuir
bax. Bcl-2 es una proteína antiapoptótica que actúa
para disminuir la permeabilidad de las mitocondrias y, por tanto,
para inhibir la liberación de citocromo c. Se ha mostrado que su
sobreexpresión disminuye el daño neuronal provocado por isquemia
cerebral global transitoria en gerbos (Engelhard et al.,
2003). Por lo tanto, el aumento de bsl-2 es otra
diana potencial para el xenón. Puesto que el xenón es apolar y
soluble en grasas, es capaz de distribuirse ampliamente por todo el
cuerpo. Puede penetrar membranas y, en consecuencia, también puede
tener un efecto en el núcleo, alterando la transcripción génica para
regular beneficiosamente las rutas de supervivencias, o inhibir la
síntesis de ARN y de proteínas de moléculas proapoptóticas.
Se mostró que la antinecrosis mediante xenón era
estadísticamente significativa en la corteza a las 48 h, pero no en
el giro (Figura 16). En todos los otros grupos de tiempo, el xenón
no fue antinecrótico. Una posible explicación para esto es
que, según un estudio previo (Northington et al., 2001), hay
una onda secundaria de muerte celular necrótica a 48 h, que sólo es
aparente en la corteza. Esto explicaría el incremento del porcentaje
de células necróticas presentes en los controles positivos a las 48
h, en comparación con 16 y 24 h. Aunque no se sabe ciertamente cómo
ejerce el xenón un efecto antinecrótico en la corteza a las 48 h,
puede ser que aunque el xenón es incapaz de evitar la necrosis que
se produce antes de su administración (como en los grupos de
16 y 24 h), en cierto modo es capaz de combatir la onda necrótica
secundaria que se produce después de su administración. La
necrosis inicial se produce tan temprano como a las 3h después del
ataque de HI (Northington et al., 2001), y en este punto aún
no se ha administrado el xenón. Por lo tanto es improbable que sea
capaz de detener o invertir un proceso que ya ha ocurrido. Sin
embargo, la onda necrótica secundaria se produce en un momento en el
que el xenón ha estado presente en el cerebro durante 48 h, y esto
sugiere que la presencia de xenón en el advenimiento de la necrosis
debe ser capaz de disminuir este tipo de muerte celular. Se ha de
llevar a cabo un trabajo adicional para averiguar el mecanismo
exacto de esta interacción.
Los estudios previos han demostrado que la
hipotermia suave de 33ºC es neuroprotectora frente a la lesión
neuronal isquémica (Busto et al., 1987). Otros estudios han
sugerido que esta neuroprotección se logra vía un mecanismo
antiapoptótico (Xu et al., 2002). Los experimentos mostraron
que no hubo neuroprotección a 16 ó 24 h (Figuras 13 y 15,
respectivamente).
Sin embargo, a 48 h, se logró una
neuroprotección significativa tanto en la corteza como en el giro,
pero mediante mecanismos diferentes. En la corteza, la hipotermia es
antinecrótica, y, en el giro, es antiapoptótica (Figura 16). Los
datos en este estudio no explican este efecto, pero una posible
justificación podría ser que las diferentes regiones del cerebro
expresan una vulnerabilidad diferencial (Northington et al.,
2001). En la corteza, la onda necrótica secundaria (explicada más
arriba) se produce en un momento en el que ya se ha
administrado la hipotermia, y esto puede hacerla más eficaz. Sin
embargo, en el giro, no hay necrosis retrasada, y de este modo no se
observa ningún efecto antinecrótico. La antiapoptosis parece ser el
mecanismo neuroprotector en esta región, y es posible que el efecto
neuroprotector antiapoptótico esperado de la hipotermia, que no es
evidente en los intervalos de tiempo más tempranos, pueda
presentarse después de períodos más prolongados.
Los resultados demostraron que, cuando se usan
en combinación, un 20% de xenón y una hipotermia de 35ºC
proporcionaron un nivel asombroso de neuroprotección. Puesto que
estos valores no proporcionaron neuroprotección cuando se usó cada
agente solo, ese resultado no se podía explicar por un mecanismo
aditivo, sino que en su lugar tuvo que ser debido a una interacción
sinérgica entre los dos agentes.
A título de resumen, el presente estudio ha
mostrado el uso de un modelo de rata in vivo para mostrar que
el xenón es neuroprotector en el neonato, y protege
significativamente frente a la apoptosis inducida por la lesión
hipóxica-isquémica. Los datos en este estudio
también sugieren que cuando se usan xenón e hipotermia en
combinación en el mismo modelo, interactúan sinérgicamente para
disminuir drásticamente la muerte celular apoptótica. En
consecuencia, esta combinación puede representar un tratamiento
eficaz para proteger frente a las consecuencias neurológicas
devastadoras de la asfixia neonatal.
La presente invención se describe adicionalmente
por medio de ejemplos, y con referencia a las siguientes figuras,
en las que:
La Figura 1 muestra la relación entre el daño,
medido por la pérdida de peso cerebral (relación de hemisferio
derecho/izquierdo), y la duración del período hipóxico (en minutos)
en ratas Sprague-Dawley.
La Figura 2 muestra secciones cerebrales de
ratas Sprague-Dawley que han sufrido 90 minutos de
lesión por hipoxia-isquemia.
La Figura 3 muestra el principal daño celular
que es evidente en ratas Sprague-Dawley 24 horas
después de 90 minutos de hipoxia-isquemia.
La Figura 4 muestra la dependencia, con respecto
de la concentración, de la neuroprotección por xenón (relación de
peso de hemisferio derecho/izquierdo frente a la concentración de
xenón).
La Figura 5 muestra el efecto de 70% de xenón
sobre funciones neurológicas evaluadas remotamente tras el ataque
hipóxico-isquémico (HI).
La Figura 6 compara el efecto neuroprotector
(relación de hemisferio derecho/izquierdo) observado con N_{2} y
xenón respectivamente, cuando el xenón se administra 2 horas después
del ataque de HI.
La Figura 7 muestra el efecto de hipotermia
suave sobre el efecto neuroprotector de xenón (liberación de LDH
frente a la concentración de xenón, % atm).
La Figura 8 muestra una gráfica de van't Hoff
del logaritmo natural de la liberación de LDH representado frente a
la inversa de la temperatura absoluta.
La Figura 9 muestra una fotografía de las
cámaras herméticas al aire, construidas para este fin, usadas para
el suministro de gas. También se presentan el baño de agua y el
sistema de suministro de xenón de circuito cerrado.
La Figura 10 muestra una línea de tiempo
esquemática del método usado. El tiempo tomado para la cirugía de n
= 12 crías es 60 minutos. Los períodos de recuperación se llevaron a
cabo en el alojamiento. Las intervenciones usadas fueron: animales
tratados de forma simulada, controles positivos, 75% de xenón (resto
oxígeno), hipotermia de 33ºC, 20% de xenón (25% de oxígeno, 55% de
nitrógeno), hipotermia de 35ºC, y una combinación de hipotermia de
35ºC y de 20% de xenón. Excepto que se indique de otro modo, los
animales se mantuvieron a 37ºC y respiraron una mezcla gaseosa de
25% de oxígeno, siendo el resto nitrógeno. Los animales tratados de
forma simulada fueron sometidos a incisión, pero no a ligación ni a
HI, y los controles positivos fueron sometidos tanto a cirugía como
a HI. Los animales en cada grupo se dividieron por igual entre los
períodos de recuperación variable (16, 24 y 48 h) antes de
sacrificarlos. Abreviaturas: HI,
hipoxia-isquemia.
La Figura 11 muestra la sección sagital (A) de
un cerebro de rata modificado de la página web:
faculty.virginia.
edu/.../RatBrainLabels.jpg. La línea discontinua representa el área del cerebro a partir de la que se tomaron secciones coronarias (B), aproximadamente -3,6 mm del bregma. (B) muestra una sección coronaria teñida con violeta de cresilo. Las cajas indican las áreas en las que se colocaron los marcos de recuento y se analizaron las células - la caja superior indica la corteza, y la inferior el giro. X se encuentra sobre un orificio que se creó intencionadamente con un pasador de seguridad a fin de demostrar el hemisferio no ligado (contralateral).
edu/.../RatBrainLabels.jpg. La línea discontinua representa el área del cerebro a partir de la que se tomaron secciones coronarias (B), aproximadamente -3,6 mm del bregma. (B) muestra una sección coronaria teñida con violeta de cresilo. Las cajas indican las áreas en las que se colocaron los marcos de recuento y se analizaron las células - la caja superior indica la corteza, y la inferior el giro. X se encuentra sobre un orificio que se creó intencionadamente con un pasador de seguridad a fin de demostrar el hemisferio no ligado (contralateral).
La Figura 12 muestra una fotomicrografía de la
corteza (teñida con violeta de cresilo), tomada con una lente de
emersión en aceite de 100x y una cámara digital Axiocam, que
demuestra la diferencia del aspecto morfológico entre una célula
apoptótica, necrótica y viable. Las células viables se tiñen de
forma menos intensa que cualquier tipo de muerte celular, y por lo
tanto tienen un citoplasma más pálido, mientras que las células
muertas se tiñen de forma más oscura. Las células necróticas y
apoptóticas se diferencian en base a sus aspectos nucleares
diferentes - los núcleos necróticos son grandes y con formas
irregulares, mientras que los núcleos apoptóticos son pequeños,
arrugados y con forma esférica.
La Figura 13 muestra que el xenón es
neuroprotector a 16 h vía un mecanismo antiapoptótico. Más
específicamente, la Figura 13 muestra gráficas para la muerte
neuronal apoptótica y necrótica inducida por
hipoxia-isquemia, y muestra los efectos de 75% de
xenón e hipotermia de 33ºC sobre dicha muerte celular, a 16 h, en
(A) la corteza y (B) el giro. En ambas áreas cerebrales, el xenón
aumentó significativamente el porcentaje de células viables, así
como disminuyó el porcentaje de células apoptóticas, en comparación
con los animales del control positivo. En la corteza, la hipotermia
disminuye el porcentaje de células apoptóticas, aunque no aumenta el
número de células viables, y por lo tanto no se puede considerar
neuroprotectora. Los resultados son la media \pm SD (n = 3). *p
< 0,05, **p < 0,01, ***p < 0,001 frente a controles
positivos.
La Figura 14 muestra una fotomicrografía que
demuestra la corteza y el giro en los animales tratados de forma
simulada, en los animales del control positivo y en los animales
tratados con 75% de xenón, a las 16 horas. El grupo del 75% es más
similar en aspecto al grupo tratado de forma simulada que al grupo
del control positivo. Esto confirma el efecto neuroprotector del
xenón a las 16 horas. El giro del grupo de control tiene una forma
distorsionada debido al aumento de la cantidad de muerte celular y
vacuolación.
La Figura 15 muestra que el xenón es
neuroprotector a las 24 h, vía un mecanismo antiapoptótico. Más
específicamente, la Figura 15 muestra gráficas para la muerte
neuronal apoptótica y necrótica inducida por
hipoxia-isquemia, y muestra los efectos de 75% de
xenón e hipotermia de 33ºC sobre dicha muerte celular, a las 24 h,
en (A) la corteza y (B) el giro. En ambas áreas cerebrales, el xenón
provocó un aumento significativo del porcentaje de células viables
debido a una disminución del número de células necróticas. Los
resultados son las medias \pm SD (n = 3). *p < 0,05 frente
a controles positivos.
La Figura 16 muestra que el xenón es
neuroprotector a las 48 h, vía un mecanismo antiapoptótico. Más
específicamente, la Figura 16 muestra gráficas para la muerte
neuronal apoptótica y necrótica inducida por
hipoxia-isquemia, y muestra los efectos de 75% de
xenón e hipotermia de 33ºC sobre dicha muerte celular, a las 48 h,
en (A) la corteza y (B) el giro. El xenón es neuroprotector vía un
mecanismo antiapoptótico, tanto en la corteza como en el giro.
Además, el xenón tiene un efecto antinecrótico en la corteza. La
hipotermia de 33ºC parece ser neuroprotectora en ambas áreas del
cerebro, pero mediante un mecanismo diferente - es antinecrótica en
la corteza, y antiapoptótica en el giro. Los resultados son la media
\pm SD (n = 3). *p < 0,05, **p < 0,01, ***p < 0,001
frente a controles positivos.
La Figura 17 muestra que una combinación de
xenón e hipotermia interactúa sinérgicamente para producir
neuroprotección antiapoptótica. Más específicamente, la Figura 17
muestra gráficas para la muerte neuronal apoptótica y necrótica
inducida por hipoxia-isquemia, y muestra el efecto
de una combinación de 20% de xenón e hipotermia de 35ºC sobre dicha
muerte celular, a las 16, 24 y 48 h, en (A) la corteza y (B) el
giro. No se observó ninguna diferencia cuando el grupo de 20% de
xenón y el grupo de hipotermia de 35ºC se compararon con los
controles positivos; de este modo, a estos valores, no hay
neuroprotección. Sin embargo, cuando estos valores se usan en
combinación, hay un drástico incremento del porcentaje de células
viables, debido a una disminución significativa en el número de
células apoptóticas, en comparación con los animales del control
positivo. En el giro, la combinación proporciona un efecto
antinecrótico adicional a las 24 h. Los resultados son la media
\pm SD (n = 3). *p < 0,05, **p < 0,01, ***p < 0,001
frente a controles positivos.
En la siguiente sección de Ejemplos se puede
encontrar una discusión más detallada de estas figuras.
Se sometieron ratas
Sprague-Dawley postnatales de siete días a ligación
de la arteria carótida común derecha bajo anestesia quirúrgica
(isoflurano al 1%-1,5% en oxígeno puro). Después de la ligación, los
animales se devolvieron a sus madres y se colocaron en un área
especialmente diseñada con temperatura ambiente (23ºC) y humedad
(48%) constantes. Una hora después de la cirugía, las ratas neonatas
se colocaron en una cámara especialmente diseñada, con 8% de
oxígeno combinado con 0, 20, 40, 60 ó 70% de xenón (siendo el resto
nitrógeno), durante 90 minutos a 37ºC (temperatura mantenida
mediante un baño de agua que funciona fuera de las cámaras). En el
día 7 después del experimento, las ratas (14 días) se sacrificaron,
y se retiraron los cerebros. Se calculó la relación del peso del
hemisferio derecho frente al izquierdo (relación R/L). En algunos
grupos, se permitió que las crías de rata viviesen hasta 30 días
después del nacimiento, en cuyo momento se evaluaron su función y su
coordinación neuromotora con protocolos consolidados (ensayo
neuromotor y ensayo del tambor giratorio).
Los resultados indican que, al incrementar los
tiempos de hipoxia, el daño (según se mide por la pérdida de peso
cerebral) es sólo evidente cuando la hipoxia supera 90 minutos
(Figura 1). Por tanto, el período estándar de lesión hipóxica se
estableció en 90 minutos.
En la Figura 2 se muestran secciones cerebrales
de animales que sufrieron 90 minutos de lesión por
hipoxia-isquemia. Con mayor detalle, la Figura 2
(centro) muestra un deterioro anatómico enorme (en el lado del
cerebro que sufrió la lesión - en esta vista, el lado izquierdo),
en comparación con los animales del control (izquierda). Las rodajas
cerebrales a la derecha proceden de animales que han sufrido la
misma hipoxia-isquemia, pero que han estado
respirando 70% de xenón durante el período hipóxico. Estos cerebros
tienen un aspecto bastante similar a los normales, mostrando la
extraordinaria neuroprotección proporcionada por el xenón.
En la Figura 3 se muestra el principal daño
celular, que es evidente 24 horas después de 90 minutos de
hipoxia-isquemia.
En la Figura 4 se muestra la dependencia con la
concentración de la neuroprotección del xenón (relación de peso del
hemisferio derecho/izquierdo frente a la concentración de xenón).
Con mayor detalle, la Figura 4 muestra las relaciones del peso
hemisférico ipsilateral/contralateral del cerebro de ratas de 14
días después de la hipoxia/isquemia con o sin diversas
concentraciones de xenón, a los 7 días de nacer. La neuroprotección
es evidente incluso a concentraciones subanestésicas. Los animales
del control se sometieron a ligación de la carótida, pero no se les
sometió a hipoxia. Los resultados son la media \pm SEM (n =
5-8). *P < 0,01 frente a 8% de
O_{2}.
En la Figura 5 se muestra el efecto de 70% de
xenón sobre las funciones neurológicas evaluadas remotamente tras el
ataque hipóxico-isquémico (HI). En el día 7 después
del nacimiento, se ligó la arteria carótida derecha, y las crías de
rata se expusieron a un entorno hipóxico (8% de oxígeno + 70% de xe,
y el resto nitrógeno) durante 90 min. Treinta días después del
ataque, las ratas se evaluaron para determinar la función
neuromotora (A) usando un panel que incluyó ensayos de tracción
prensil, resistencia, y comportamiento de equilibrio nivelado
(graduado en una escala de 0-9), y (B) el equilibrio
en un tambor giratorio Rotarod, un ensayo estándar de la función
neuromotora y de equilibrio. El punto de dato de una rata individual
es la suma de tres ensayos. Las barras horizontales indican la
mediana para cada grupo.
En la Figura 6 se muestra el efecto
neuroprotector (relación de hemisferio derecho/izquierdo) observado
con N_{2} y xenón, respectivamente, cuando el xenón se administra
2 horas después del ataque de HI. Con mayor detalle, los datos
muestran que el xenón es eficaz proporcionando neuroprotección
incluso si se administra 2 horas después del final del período
hipóxico. Las relaciones del peso hemisférico
ipsilateral/contralateral de cerebro de rata de 14 días después de
90 minutos de ataque hipóxico-isquémico y después de
2 h de recuperación tras la exposición con 70% de N_{2} o 70% de
Xe + 30% de O_{2} durante 90 minutos, a los 7 días después de
nacer. Los resultados son la media \pm SEM
(n = 6).
(n = 6).
En la Figura 7 se muestra el efecto de la
hipotermia suave sobre el efecto neuroprotector de xenón (liberación
de LDH frente a la concentración de xenón,% atm). Una hipotermia
modesta produce una potenciación muy grande e inesperada de la
neuroprotección por xenón. El enfriamiento en 4 grados potencia
enormemente la potencia del xenón a la hora de bloquear la
liberación de LDH. Con mayor detalle, esta figura muestra el efecto
de una combinación de xenón e hipotermia sobre la liberación de
lactato deshidrogenasa (LDH) inducida por privación de
oxígeno-glucosa (OGD). La Figura 7 muestra los
resultados de la exposición de cultivos neuronales a 75 minutos de
OGD en presencia de concentraciones crecientes de xenón, ya sea a
37ºC (rojo), o a 33ºC (azul). Los valores de ED_{50} para xenón a
37ºC frente a xenón a 33ºC fueron 35,9 +/- 2,15% y 11,5 +/- 2,0%
(media +/- SEM), respectivamente. La lesión neuronal se expresa
como un porcentaje de la liberación máxima de LDH después de 75
minutos de OGD y 6 horas de recuperación en ausencia de xenón o de
hipotermia. Los puntos representan valores medios, indicando las
barras de error los errores estándar.
En la Figura 8 se muestra el grado de la
dependencia del proceso con la temperatura, figura la cual muestra
una gráfica de van't Hoff del logaritmo natural de la liberación de
LDH representada frente a la temperatura absoluta recíproca. A
partir de la pendiente de dicha gráfica, se puede calcular el cambio
de entalpía del proceso, siendo su tamaño una medida de la
dependencia de la temperatura. Los datos en rojo muestran el efecto
de la temperatura sobre la liberación de LDH en ausencia de xenón.
La reducción de liberación, a medida que se reduce la temperatura,
es la esperada, pero es modesta. Cuando está presente 12,5% de
xenón, la dependencia con la temperatura es muy grande e
inesperada. Por lo tanto, parece que la hipotermia potencia
enormemente los efectos neuroprotectores de xenón. En consecuencia,
los resultados sugieren que la hipotermia y el xenón actúan
sinérgicamente como neuroprotectores.
En el Ejemplo 2 se resumen más estudios
detallados.
Este estudio cumple el Acta United Kingdom
Animals (Scientific Procedures) Act de 1986, y fue aprobado por el
Home Office (U.K.).
Este estudio usó un modelo de HI focal con ratas
de 7 días (p7), en el que el patrón de lesión cerebral se asemejó al
de la lesión hipóxica-isquémica en la expresión
neonato humano (Johnston, 1983).
Crías de rata Sprague-Dawley de
p7 (que pesan entre 10 y 14 g), procedentes de Harlan, U.K., se
sometieron a un modelo de lesión por HI descrito previamente
(Levine, 1960; Rice et al., 1981). De forma breve, las crías
de rata se anestesiaron con isoflurano al 2% antes de sufrir la
ligación unilateral permanente de la arteria carótida común derecha,
usando una incisión en la línea central del cuello y una sutura de
seda de 5,0. Una vez que la cirugía estuvo terminada, las crías se
recuperaron de la anestesia y después se devolvieron al alojamiento
hasta el momento de la experimentación.
Después de 1 hora tras la cirugía, las crías se
expusieron a hipoxia colocándolas en cámaras herméticas al aire,
construidas para dicho fin, que se sumergieron parcialmente en un
baño de agua a 37ºC (Figura 9). Se escogió un período hipóxico de
90 minutos, ya que experimentos preliminares indicaron que el daño
hipóxico-isquémico, medido mediante el peso del
hemisferio, es máximo después de este tiempo. La hipoxia se indujo
mediante un flujo continuo de 8% de oxígeno húmedo, siendo el resto
nitrógeno, y esta mezcla se monitorizó cada 15 minutos mediante un
aparato Datex Ohmeda (Bradford, U.K.). (Todos los gases fueron
suministrados por BOC).
Tras HI, las crías se devolvieron al alojamiento
durante 4 h para la recuperación, después de lo cual se sometieron a
90 minutos de una de las intervenciones experimentales a
continuación. Los datos de experimentos preliminares demostraron
que el tiempo óptimo en el que aplicar la intervención fue
concurrentemente con HI o 4 h después. No existió diferencia
significativa entre los dos períodos de tiempo, y de este modo se
escogió un período de 4 h tras el ataque como el tiempo para
aplicar la intervención, ya que se pensó que es el clínicamente más
pertinente.
Las crías se devolvieron a sus madres hasta el
sacrificio a las 16, 24 y 48 h después del tratamiento (Northington
et al., 2001) (Figura 10).
Los grupos de control estaban constituidos por
(a) compañeros de camada no tratados, que sufrieron incisión pero no
ligación (es decir, animales tratados de forma simulada), usados
como controles negativos, y (b) compañeros de camada expuestos a
HI, pero no a la intervención experimental, para que actuasen como
controles positivos. Estos animales se sometieron a 90 minutos a
37ºC y a una mezcla gaseosa constituida por 25% de oxígeno y el
resto nitrógeno.
Tras HI y la recuperación, las ratas
experimentales se trataron con 90 minutos de una de las cinco
intervenciones experimentales a continuación. Cada uno de los cinco
tratamientos se llevó a cabo en grupos separados de
ratas.
Las crías de rata se sometieron a 90 minutos de
tratamiento con hipotermia suave (33ºC). Se seleccionó una cría al
azar, y se insertó en la corteza una sonda de temperatura
(Mini-Mitter Co. Inc., Bend, OR, U.S.A.) bajo
anestesia local e isoflurano, y se mantuvo en el sitio con pegamento
Superglue. Todas las crías se colocaron entonces en las cámaras
herméticas al aire (como antes), y se bombeó a su través una mezcla
de 25% de oxígeno y el resto de nitrógeno. Las cámaras se
sumergieron parcialmente en un baño de agua que se mantuvo para
conservar la temperatura cortical de las crías a exactamente 33ºC,
según se mide mediante la sonda de temperatura y mediante el
programa de ordenador Vital View. Esta temperatura se escogió puesto
que representa la hipotermia "suave", y de este modo se pensó
que era clínicamente pertinente, proporcionando un buen equilibrio
entre efectos secundarios y beneficio. Después de 90 minutos de
tratamiento, las crías se recuperaron con su madre hasta el tiempo
del sacrificio. La cría con la sonda de temperatura colocada en el
lugar se sacrificó inmediatamente después del experimento, y su
cerebro no se usó para el análisis.
Se siguió el mismo modelo experimental para el
tratamiento con xenón, pero, en lugar de hipotermia, el baño de agua
se mantuvo a 37ºC, y la mezcla gaseosa se cambió a 25% de oxígeno y
75% de xenón durante 90 minutos. El gas se suministró en un sistema
cerrado construido a propósito, para minimizar la pérdida de xenón
(Figura 9). Una vez más, las crías se devolvieron a sus madres hasta
el sacrificio.
En el modelo de combinación, se sometió a las
ratas tanto a hipotermia como a xenón concurrentemente durante 90
minutos. Nuevamente, las crías se colocaron en cámaras herméticas al
aire, pero en esta ocasión sus temperaturas se mantuvieron a 35ºC,
y la mezcla gaseosa consistió en 25% de oxígeno, sólo 20% de xenón y
el resto fue nitrógeno. Se mostró en experimentos preliminares que
esta temperatura y concentración de xenón no confieren beneficio
neuroprotector al cerebro en desarrollo, cuando se usan
independientemente. De este modo, usando estos valores, cualquier
beneficio neuroprotector es en absoluto indicativo de sinergia entre
los dos agentes. Tras el tratamiento, las crías se devolvieron a
sus madres hasta el sacrificio.
A fin de demostrar que los valores usados en el
grupo de combinación no confieren neuroprotección cuando se usan
independientemente, se emplearon dos grupos más de ratas
experimentales: se sometió un grupo a hipotermia (como antes) a
35ºC, y el otro grupo se expuso a xenón a una concentración de
20%.
Los cerebros se recogieron a 16, 24 y 48 h
después del final del protocolo experimental.
Los animales se sacrificaron con una sobredosis
de pentobarbital (100 mg/kg) intraperitonealmente, y después se
desangraron con 2,5 u/ml de heparina en PBS, vía perfusión
transcardíaca a través del ventrículo izquierdo. A esto le siguió
la perfusión con 20 ml de paraformaldehído al 4% en PBS, y la
retirada subsiguiente de los cerebros. Los cerebros se fijaron
entonces toda la noche en el mismo fijador. Para cada grupo de
tiempo, se dividió por igual el número de cerebros del control o de
cerebros experimentales, y se cortaron como secciones congeladas
para inmunohistoquímica, o se embebieron en parafina para el
análisis histológico. A fin de distinguir entre los hemisferios
ipsilateral y contralateral, se usó un sujetapapeles para realizar
un orificio en el hemisferio contralateral, no afectado
(izquierdo), antes del corte en rodajas.
Después de la fijación posterior, los cerebros
para histología se deshidrataron usando un procesador de inmersión
de tejidos Histokinette 2000 (Leica U.K. Ltd., Milton Keynes, U.K.),
y después se embebieron en bloques de cera de parafina. Los
cerebros embebidos en parafina se cortaron en secciones en corona,
con un grosor de 5 \mum, usando un microtomo (Leica, Alemania). La
Figura 10.3 ilustra el área del cerebro a partir de la cual se
tomaron las rodajas. Se tomaron aproximadamente 20 rodajas de cada
cerebro en la región del hipocampo (puesto que ésta es el área más
vulnerable a la lesión por HI), aproximadamente -3,6 mm desde el
bregma.
Una vez que los cerebros se han fijado toda la
noche, se crioprotegieron en sacarosa al 30% en PBS (ésta también
contenía 2 mg/ml de azida sódica), y se almacenaron en el
frigorífico durante 48 h, o hasta que se hundiesen hasta el fondo
del tubo. Los cerebros se congelaron entonces en compuesto O.C.T.
(BDH, Poole, Inglaterra), a -22ºC, y se cortaron secciones en
corona, a 30 \mum, en un criostato deslizante (Bright Instrument
Company Ltd., Huntingdon, U.K.). Los cerebros en rebanadas se
almacenaron en el frigorífico en pocillos que contienen 0,1 M de PBS
y 1 mg/ml de azida sódica, antes de teñirlos para inmunohistoquímica
(véase más abajo).
Las secciones embebidas en parafina se montaron
en portaobjetos, y se tiñeron con violeta de cresilo para la
histología, según se describió previamente (Wilhelm et al.,
2002).
La lesión neuronal se evaluó mediante análisis
histológico de rodajas de cerebro en parafina teñidas con violeta de
cresilo. El violeta de cresilo es un tinte básico que se une a
componentes ácidos del citoplasma neuronal, tales como ribosomas
ricos en ARN, y también a los núcleos y nucléolos de células
nerviosas. Esta técnica se usó para evaluar la viabilidad celular, y
si las células no viables mostraban apoptosis o necrosis en base a
criterios morfológicos validados (Nakajima et al., 2000).
Cada grupo experimental estaba constituido por
tres grupos de tiempo (16, 24, 48 h), y cada grupo de tiempo
contenía tres animales (de este modo hubo nueve animales en total
por cada grupo experimental). Se escogieron tres portaobjetos por
animal a partir del área del cerebro que estaba a -3,6 mm del bregma
(Figura 11). Los portaobjetos se repartieron entonces en los grupos
de tiempo, y el examinador no estuvo presente en la
intervención.
Se analizaron dos áreas del lado ipsilateral de
cada cerebro, usando un microscopio de luz BX60 (Olympus,
Southall, U.K.) - una en la corteza y una en el giro del hipocampo (Figura 11). Se usó una lente de objetivo de 40x con una rejilla, para contar el número total de células que aparecían en la rejilla. Las células se puntuaron como viables, apoptóticas, o necróticas, basándose en su aspecto morfológico, y el porcentaje de cada tipo celular se anotó para cada una de las áreas cerebrales. Se usó una cámara digital Axiocam (Zeiss, Göttingen, Alemania), junto con el microscopio, para hacer microfotografías de las rodajas de los cerebros.
Southall, U.K.) - una en la corteza y una en el giro del hipocampo (Figura 11). Se usó una lente de objetivo de 40x con una rejilla, para contar el número total de células que aparecían en la rejilla. Las células se puntuaron como viables, apoptóticas, o necróticas, basándose en su aspecto morfológico, y el porcentaje de cada tipo celular se anotó para cada una de las áreas cerebrales. Se usó una cámara digital Axiocam (Zeiss, Göttingen, Alemania), junto con el microscopio, para hacer microfotografías de las rodajas de los cerebros.
Los criterios para asignar las células a cada
categoría fueron los siguientes (Figura 12):
- 1.
- Las células que sufren cualquier tipo de muerte celular (apoptosis o necrosis) se tiñeron con violeta de cresilo de forma más intensa que las células viables, que tenían una forma regular con un citoplasma pálido, y un núcleo claramente visible, más oscuro.
- 2.
- Las células clasificadas como apoptóticas tuvieron núcleos teñidos de forma muy oscura, arrugados, con una forma esférica, y una membrana celular intacta, a menudo con un área circundante de vacuolación.
- 3.
- Las células necróticas, por otro lado, aunque también teñidas de forma muy intensa, tuvieron núcleos alargados, con formas muy irregulares. El número de células apoptóticas, necróticas y viables se expresó como un porcentaje del número total de células, y se anotó para cada portaobjetos. Entonces se calculó un porcentaje medio para cada animal a partir de los tres portaobjetos, de forma que cada uno de los tres animales en un grupo de tiempo tuvieron un solo valor. Se tomó una media adicional a partir de estos tres animales, a fin de obtener un solo valor para cada grupo de tiempo, y se registró la desviación estándar.
El análisis de los datos se realizó usando ANOVA
de una vía, seguido de
Student-Newman-Keuls cuando fuese
apropiado. Se consideró que un valor p < 0,05 era
estadísticamente significativo.
El análisis microscópico de las regiones
cerebrales corticales y del hipocampo demostró las propiedades
neuroprotectoras de xenón, mediante el aspecto morfológico similar
de cerebros tratados con xenón en comparación con cerebros tratados
de forma simulada, y demostró la diferencia de aspecto cuando se
comparan con cerebros de ratas que no fueron tratados con xenón
(Figura 14). La neuroprotección profunda frente a la lesión
hipóxica-isquémica en la rata neonata se logró
mediante el uso de xenón a su máxima concentración (75%), y esto se
cuantificó mediante análisis histológico de rodajas de cerebro
teñidas con violeta de cresilo. El uso independiente de esta
concentración de xenón disminuyó significativamente la muerte
celular apoptótica, y aumentó el número de células viables. A 16 h,
la apoptosis en la corteza se redujo de 36,5% \pm 2,5% en los
controles positivos hasta 8,5% \pm 1,6% (p < 0,001), y el
número de células viables aumentó desde 52,9% \pm 2,3% en los
controles positivos hasta 80,6% \pm 0,2% (p < 0,001) (Figura
13A). En el giro, la apoptosis disminuyó desde 33,6% \pm 1,8% en
los controles positivos hasta 13,9% \pm 2,4% (p < 0,01), y el
número de células viables aumentó desde 56,5% \pm 2,6% en los
controles positivos hasta 77,1% \pm 3,3% (p < 0,01) (Figura
13B). Los grupos de 24 y 48 h (Figuras 15 y 16, respectivamente)
mostraron resultados similares al grupo de 16 h, mostrando el xenón
una apoptosis estadísticamente significativa cuando se compara con
los animales del control positivo, tanto en la corteza como en el
giro.
Se mostró que la antinecrosis por xenón es
estadísticamente significativa en la corteza a 48 h, donde disminuyó
la necrosis desde 16,6% \pm 0,2% en controles positivos hasta
10,7% \pm 0,4% (p < 0,01) (Figura 16A). Sin embargo, el xenón
no fue antinecrótico en el giro a 48 h (Figura 16B). En todos los
otros grupos de tiempo (16 y 24 h), el xenón no fue
antinecrótico.
No se observó neuroprotección con hipotermia de
33ºC a 16 ó 24 h (Figuras 13 y 15, respectivamente). A 16 h, la
hipotermia pareció tener un efecto antiapoptótico significativo en
la corteza, pero puesto que el número de células viables no fue
estadísticamente diferente al de los animales del control positivo,
se puede concluir que esta intervención no proporcionó
neuroprotección. Sin embargo, a 48 h, la hipotermia fue
neuroprotectora vía un mecanismo antinecrótico en la corteza,
reduciendo el número de células necróticas desde 16,6% \pm 0,2% en
los controles positivos hasta 12% \pm 2,3%, y aumentando el número
de células viables desde 43% \pm 3,4% hasta 52,3% \pm 3,1%
(Figura 16A). En el giro, a 48 h, la hipotermia proporcionó
neuroprotección de una manera antiapoptótica (Figura 16B).
Contrariamente a los resultados obtenidos con
75% de xenón, 20% de xenón no ejerce ningún efecto neuroprotector.
Observando la Figura 17, se puede ver que el porcentaje de apoptosis
encontrado en la corteza del grupo de 20% de xenón, a 16 h, es 36%
\pm 5,7%, en comparación con 37% \pm 2,5% en los animales del
control positivo (p > 0,05), y el porcentaje de viabilidad es 51%
\pm 7,8% en comparación con 53% \pm 2,3% respectivamente (p
> 0,05), (es decir, no hay ninguna diferencia estadística entre
los grupos del 20% y del control positivo). Los datos procedentes
del giro produjeron resultados muy similares.
La hipotermia de 35ºC usada sola es ineficaz
frente a HI, y no muestra diferencia estadística en ningún área
cerebral cuando se compara con los controles positivos. El
porcentaje de apoptosis es 48% \pm 10,1% frente a 37% \pm 2,5%
en controles positivos, y el porcentaje de viabilidad celular es 44%
\pm 10,3% frente a 53% \pm 2,3%.
El tratamiento con una combinación de 20% de
xenón + hipotermia de 35ºC demuestra una neuroprotección sinérgica
vía un mecanismo antiapoptótico. Usando intervenciones ineficaces
demostradas de xenón (20%) o hipotermia (35ºC) en combinación, se
demostró una profunda neuroprotección sinérgica en ambas áreas del
cerebro, y a lo largo de los tres grupos de tiempo (16, 24 y 48 h),
vía un mecanismo antiapoptótico. La aplicación
post-isquémica del tratamiento de combinación
redujo significativamente el grado de muerte celular apoptótica, e
incrementó la proporción de células viables (véase la Figura 17). A
16 h, en la corteza, se encontró que la reducción de la apoptosis
debido a la terapia de combinación era de 35,8% \pm 5,7% y 47,6%
\pm 10,1% en los grupos de 20% de xenón y de hipotermia de 35ºC,
respectivamente, hasta solamente 7,2% \pm 2% en el grupo de
combinación (p < 0,01 y p < 0,001, respectivamente), mientras
que las células viables aumentaron desde 51% \pm 7,8% y 43,7%
\pm 10,3% hasta 82,3% \pm 4,9% (p < 0,01 en ambos grupos).
Los datos del giro produjeron resultados similares (Figura 17B),
excepto para el grupo de 24 h, que pareció proporcionar una
protección antinecrótica así como también antiapoptótica.
Considerando el hecho de que no se proporcionó
neuroprotección mediante los agentes individuales, los resultados de
la combinación son asombrosos, y ciertamente muy superiores que los
que se habían anticipado. El nivel de neuroprotección proporcionado
por la combinación de dos intervenciones individualmente ineficaces
demuestra que existe sinergia in vivo entre el xenón y la
hipotermia.
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Claims (22)
1. Uso de xenón en la preparación de un
medicamento destinado al tratamiento de asfixia neonatal en un
sujeto neonato, en el que dicho medicamento es para uso en
combinación con hipotermia.
2. Uso según la reivindicación 1, en el que el
xenón se mezcla con un diluyente, excipiente o vehículo
farmacéuticamente aceptable.
3. Uso según la reivindicación 1 ó 2, en el que
el medicamento está en forma gaseosa.
4. Uso según la reivindicación 3, en el que el
medicamento está destinado a ser administrado mediante
inhalación.
5. Uso según cualquiera de las reivindicaciones
anteriores, en el que el xenón está destinado a ser administrado en
forma de una mezcla de xenón/aire de 20 a 70% v/v.
6. Uso según la reivindicación 1 ó 2, en el que
el xenón está destinado a ser administrado mediante perfusión.
7. Uso según la reivindicación 1 ó 2, en el que
el medicamento está en forma de un líquido o disolución.
8. Uso según la reivindicación 7, en el que el
medicamento está en forma de una emulsión lipídica.
9. Uso según la reivindicación 7 u 8, en el que
el medicamento está en una forma adecuada para el suministro
intravenoso, neuraxial o transdérmico.
10. Uso según cualquiera de las reivindicaciones
anteriores, en el que el xenón está destinado a ser administrado
simultánea, secuencial o separadamente con hipotermia.
11. Uso según la reivindicación 10, en el que el
xenón está destinado a ser administrado simultáneamente con
hipotermia.
12. Uso según cualquiera de las reivindicaciones
anteriores, en el que el xenón está destinado a ser administrado a
la madre del sujeto neonato antes del nacimiento.
13. Uso según la reivindicación 12, en el que el
xenón está destinado a ser administrado a la madre del sujeto
neonato antes o durante el parto.
14. Uso según la reivindicación 13, en el que el
xenón está destinado a ser administrado a la madre del sujeto
neonato durante un tiempo de hasta aproximadamente 24 horas antes
del nacimiento.
15. Uso según cualquiera de las reivindicaciones
anteriores, en el que la hipotermia está destinada a ser mantenida
durante un período de al menos aproximadamente 6 horas después del
ataque hipóxico-isquémico (HI).
16. Uso según cualquiera de las reivindicaciones
anteriores, en el que la hipotermia está destinada a ser mantenida
durante un período desde aproximadamente 6 hasta aproximadamente 24
horas después del ataque hipóxico-isquémico
(HI).
17. Uso según cualquiera de las reivindicaciones
anteriores, en el que el xenón está destinado a ser administrado en
una cantidad terapéuticamente eficaz.
18. Uso según cualquiera de las
reivindicaciones 1 a 16, en el que el xenón está destinado a ser
administrado en una cantidad subterapéuticamente eficaz.
19. Uso según cualquiera de las reivindicaciones
anteriores, en el que el xenón está destinado a ser administrado en
combinación con un anestésico seleccionado de entre isoflurano,
sevoflurano y desflurano.
20. Uso según cualquiera de las reivindicaciones
anteriores, en el que el sujeto neonato es un mamífero, y la
temperatura del mamífero está destinada a ser mantenida a una
temperatura desde aproximadamente 32ºC hasta aproximadamente
36ºC.
21. Uso según la reivindicación 20, en el que la
temperatura del mamífero está destinada a ser mantenida a una
temperatura desde aproximadamente 33ºC hasta aproximadamente
35ºC.
22. Uso de xenón en la preparación de un
medicamento destinado al tratamiento de asfixia neonatal, en el que
dicho tratamiento comprende administrar a un sujeto, simultánea,
secuencial o separadamente, xenón en combinación con
hipotermia.
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